Exposición ESPEJO DE AGUA - José Horacio Martínez
Espejo de agua
Cualquier superficie dura, al ser pulida podría llegar a devolvernos la imagen sorprendida de nuestros rostros deslumbrados. De igual manera, el agua cristalina en un embalse sereno nos permite ver el firmamento sin tener que levantar nuestros ojos, toda la realidad se ve duplicada ante nosotros con una exactitud tal que cuenta saber donde es arriba y abajo, y así hasta que el pájaro salpica o la trucha salta. Un espejo puede estar en la dura roca o en la frágil tensión superficial del agua, todo depende de nuestra capacidad de contemplar y buscar el momento justo para ver y vernos sorprendidos con lo que puede un cuerpo, con lo que la materia esta en capacidad de hacer.
Estas pinturas contienen las dos realidades: espejos de agua y rocas pulidas hasta la saciedad. Reza la leyenda que un bello joven al acercarse a beber agua del poso quedo fascinado por su propia imagen, al punto de verse enamorado sin limite de sí mismo, de brillos que encontró en el agua de sus ojos. Eco, la hermosa ninfa, al ver que ese hombre no respondía a sus encantos cantados se perdió tras la geografía de las montañas, desde donde siempre devuelve sus lamentos como sonidos que responden a los nuestros.
El joven Narciso sucumbió a su belleza pasajera; nosotros tal vez sorteemos él mismo sino al dejar de atender los llamados del eco tras nuestros pasos. Estas pinturas son fascinación de piedra y remolinos impetuosos de agua, realidades cambiantes que no cesan en su afán de advertir sucesos pretéritos o futuros que recuerdan el infinito actual de nuestro tiempo.
La mancha y la línea forman el cuerpo de este espejo de agua que se abre a nuestra imaginación con la fuerza de la razón que conduce a la intuición, una declaración de sentido antológico que dice que somos cuerpos de tierra y agua, de piedra y carne.
Oscar Roldan-Álzate
Curador
Director MUUA